La fiebre por producir microchips se dispara ante la alta demanda: "Si no existiesen volveríamos otra vez a la edad de piedra" | Actualidad | Cadena SER
Tecnología extrema, miles de millones de euros y salas mucho más limpias que las de un quirófano. Así se fabrica un microchip.
Madrid
Empleamos microchips desde que nos levantamos. Abrir el grifo ya supone su uso; pero la mayoría desconocemos lo difícil y enormente caro que es fabricarlos. Eso sin contar con que algunas de las materias primas necesarias son estratégicas o críticas, bien porque su producción es muy baja o bien porque están en manos de muy pocas personas.
Para fabricar microchips se necesita una inversión de entre 2.000 millones de euros y 30.000 millones (depende del tamaño del chip, más caro cuanto más pequeño), tecnología punta y una limpieza extrema, mucho mayor a la de un quirófano. Se admite una partícula en suspensión por metro cúbico. En su casa, en su coche o en una oficina hay hasta un millón de partículas por metro cúbico. Así que en las grandes fábricas del mundo -hay una en Taiwán que produce más de la mitad de los chips del mercado global- lo primero que sale por la puerta son los seres humanos: "Está todo totalmente automatizado. Hay edificios enteros que son fábricas donde no hay personas. Todo se hace con robots. La única manera de conseguir esa pureza en el aire es evitar que haya personas dentro".
Quien habla es Carlos Pardo, CEO de KDPOF, una empresa comprometida a fabricar microchips muy cerca de Madrid en el 2024 aunque dejando fuera la parte más cara y de mayor complicación tecnológica: la primera, la creación de los llamados dados de silicio, esos que necesitan un aire prístino para su elaboración. De hecho hablamos de una inversión de decenas de millones de euros cuando para crear una fundición de microchips -que es como se llaman estas fábricas que ahora España busca coloca- se necesitan miles de millones. Justo aquí volvemos a lo diminuto: Apple usa microchips de 3 nanómetros, un coche puede estar en los 60 o los 100 y ahí esa enorme diferencia de precio. Carlos Pardo aclara que son muy pocos los que usan tecnologías por debajo de 10 nanómetros, la inmensa mayoría emplea "tecnologías más mundanas".
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